Donald Trump ha sido elegido nuevamente presidente de los Estados Unidos, alcanzando los más de 270 votos electorales necesarios. Ni los intentos de atentado que sufrió durante su campaña, ni la posibilidad de enfrentar una condena de prisión el 26 de noviembre, lograron frenar al "huracán Donald", quien vuelve a la Casa Blanca con un impacto que marcará historia.

 

Consciente de la ventaja, Trump se autoproclamó vencedor antes de asegurar el último voto necesario. "Hemos alcanzado una victoria política sin precedentes", expresó, señalando el giro político hacia la derecha en Estados Unidos.

 

El expresidente se llevó todos los estados clave, incluyendo Georgia, Wisconsin y Carolina del Norte, y también se declaró ganador en Pensilvania. Esta arrolladora victoria dejó sin opciones a su rival, Kamala Harris, quien aspiraba a convertirse en la primera presidenta de la nación en 248 años. Además, Trump encabezaba el recuento en Michigan, Arizona y Nevada, completando una serie de siete de siete en los "swing states", lo que dejó atónitos a los analistas que preveían una elección cerrada.

 

El denominado "muro azul" de Harris se desmoronó rápidamente. Por otro lado, la contundencia de los resultados se extiende al Congreso: el Partido Republicano recuperó el control del Senado con 51 bancas y logró una sólida ventaja en la Cámara de Representantes, asegurando 194 escaños contra 175 de los demócratas. Esto podría permitir a Trump gobernar con mayoría en ambas cámaras.

 

El periodista Jonathan Weisman, del New York Times, describió estos comicios como "una de las elecciones más trascendentales de la historia moderna de Estados Unidos", que determinará el rumbo de la democracia en el país. La victoria de Trump lo convierte en el primer expresidente en casi dos siglos en retornar al poder luego de un intento fallido de reelección en 2020.

 

Contra las predicciones, Trump superó sus resultados de hace cuatro años en los estados decisivos. En Pensilvania, su ventaja fue de 2,7 puntos, dejando en claro la magnitud de su victoria y sorprendiendo a los estrategas que anticipaban una reñida disputa.

 

La campaña de Trump celebró con entusiasmo, mientras que el equipo de Kamala Harris, visiblemente desalentado, instaba a la calma hasta finalizar el conteo. A diferencia de 2020, esta vez Trump no apeló al discurso de fraude ni sugirió la posibilidad de violencia, y la sombra del asalto al Capitolio de enero de 2021 fue dejada de lado a medida que su triunfo se consolidaba.

 

El 20 de enero marcará el regreso de Trump a la presidencia, en un contexto que augura cambios significativos tanto para Estados Unidos como para el mundo.