En que afectaría a Salta si restituyen el Impuesto a las Ganancias para trabajadores
Lo que percibiría Salta si se restituye el impuesto a las ganancias para trabajadores.
El debate sobre la restitución del impuesto a las ganancias para los trabajadores de la cuarta categoría sigue en pie, y Salta podría beneficiarse notablemente si la Cámara de Diputados aprueba el proyecto fiscal enviado por el Gobierno. Aunque el Senado no lo aprobó inicialmente, la Nación insiste en incluir el impuesto en el paquete.
Según un informe del economista Nadín Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), este impuesto es coparticipable, lo que significa que aproximadamente el 60% de lo recaudado se distribuiría entre las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), mientras que el restante 40% iría a la Nación. Argañaraz explica que del 0,5% del PBI de mayor recaudación potencial, 0,3% sería para las provincias y CABA, y 0,2% para la Nación.
El estudio revela diferencias significativas en las transferencias per cápita por provincia. Los habitantes de Tierra del Fuego, Catamarca y Formosa serían los más beneficiados, recibiendo anualmente $115.000, $110.000 y $103.000 adicionales, respectivamente. Por otro lado, los habitantes de CABA, Buenos Aires y Mendoza serían los menos beneficiados, con $13.600, $21.600 y $35.000 adicionales, respectivamente. En promedio, la transferencia adicional sería de $67.500.
Para Salta, la aprobación de esta medida significaría una percepción de 66.081 millones de pesos en términos generales, lo que se traduce en aproximadamente $45.847 por habitante. Aunque esta cifra está lejos de los $124.000 per cápita de Tierra del Fuego, también está muy por encima de los $13.000 per cápita de CABA, posicionando a Salta en un punto intermedio en cuanto a beneficios por esta medida.
Esta redistribución de fondos podría tener un impacto significativo en la economía local, beneficiando a diversos sectores y promoviendo el desarrollo regional. La medida, si bien no coloca a Salta en los extremos de percepción por habitante, representa una inyección económica importante que podría impulsar proyectos y mejoras en infraestructura y servicios públicos.