El tema sigue despertando emociones fuertes. Entre risas nerviosas, silencios incómodos y reflexiones más abiertas, la encuesta callejera de Que Pasa Salta dejó en evidencia que conviven viejas creencias con nuevas formas de entender la diversidad.

"Lo saco a patadas", respondió sin dudar un hombre de 88 años, entre risas que no escondieron su incomodidad.
Una mujer, de 83, dijo que se "callaría y se retiraría", visiblemente molesto ante la sola idea.

La vergüenza y el "qué dirán" también se colaron en las respuestas:

"No me gustaría por el murmullo de los demás, donde vivo es feo eso", comentó un vecina de Orán, de 77 años.

Pero no todos respondieron igual. Algunos, más jóvenes dentro del grupo, mostraron una apertura impensada hace unos años.

"Lo tomaría bien, trataría de ayudarlo", dijo un hombre de 63 años, que reconoció estar "más informado". "Antes no lo aceptaba, pero ya cambiaron los tiempos. No queda otra, hay que aceptar", agreggó

Y no faltaron quienes fueron más allá:

"Me encanta, lo felicitaría. Es lo más normal", dijo un vecino de 49 años. "Cada uno es dueño de su cuerpo y de sus decisiones. No pasa nada", remató un salteño de 48, con naturalidad.

Entre los mayores de 40 y 50 años, el tono fue más reflexivo. Muchos reconocieron que los tiempos cambiaron y que la aceptación requiere madurez y empatía.

"No lo voy a matar porque sea gay. Hay que tener cierta madurez. Los tiempos cambiaron", opinó un hombre de 43 años, marcando un cambio generacional claro.

Qué reflejó la encuesta

 

Las respuestas muestran una Salta que aún conserva prejuicios, pero también una sociedad que empieza a hablar más, a preguntar y a escuchar. Lo que antes era tabú hoy genera debate, y eso, de por sí, ya es un paso hacia adelante.