Un informe reveló que uno de cada tres trabajadores en blanco, es pobre
Las cifras son alarmantes, teniendo en cuenta que se trata de trabajadores asalariados-.
En un escenario económico cada vez más complejo, uno de cada tres trabajadores formales en Argentina vive en la pobreza, a pesar de contar con empleo registrado y beneficios como aguinaldo, paritarias y obra social. Esta preocupante situación también afecta al 70% de los trabajadores informales, quienes, aunque tienen ingresos estables, no acceden a los mismos beneficios que los formales.
Un informe reciente de los investigadores Eduardo Chávez Molina y José Rodríguez de la Fuente, del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, revela que más de 2 millones de trabajadores formales en el país se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Este cálculo se basa en datos de la Encuesta Permanente de Hogares, la cual excluye a las ciudades más pequeñas, sugiriendo que la cifra real podría ser aún mayor si se considerara todo el territorio nacional.
El porcentaje de asalariados pobres aumentó significativamente en comparación con el año pasado, habiéndose duplicado en tan solo un año. Este incremento refleja el deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores frente a una inflación descontrolada y un estancamiento en los salarios reales.
Ni trabajando alcanza. 1 de 3 trabajadores en blanco, es pobre, según un informe.
La pobreza laboral en Argentina está impulsada por varios factores, entre los que se destacan:
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Inflación: La inflación persistente destruyó el poder adquisitivo de los salarios, haciendo que incluso aquellos con empleo formal tengan dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
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Estancamiento salarial: A pesar de las negociaciones paritarias, los aumentos salariales no fueron suficientes para mantener el ritmo de la inflación, dejando a muchos trabajadores en una situación de vulnerabilidad económica.
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Desigualdad en el acceso a beneficios: Los trabajadores informales, que representan un segmento considerable de la fuerza laboral, no tienen acceso a beneficios como obra social y aguinaldo, lo que agrava su situación de pobreza.
La precariedad económica afecta gravemente la calidad de vida de los trabajadores y sus familias. La imposibilidad de acceder a una alimentación adecuada, a servicios de salud y a una vivienda digna son algunas de las consecuencias más visibles de esta situación.
Sin una mejora sustancial en las condiciones económicas y una política efectiva para controlar la inflación y aumentar los salarios reales, es probable que la situación de los trabajadores argentinos continúe deteriorándose. El informe del Instituto Gino Germani marca la necesidad urgente de medidas estructurales para abordar la pobreza laboral y proteger a los trabajadores más vulnerables del país.